TAMBIÉN LLEGARON LOS SUCRE (I)

De los cinco grandes hombres de América nacidos en Venezuela en la segunda mitad del siglo XVIII, Francisco de Miranda, Simón (Carreño) Rodríguez, Andrés Bello, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios y Antonio José de Sucre y Alcalá, solo uno, Antonio José de Sucre, no nació en Caracas. Los otros cuatro, en algo que merecería un estudio detallado de aquellos que se interesan de verdad en los fenómenos telúricos o, por decir lo menos, extraños, nacieron en un espacio muy pequeño comprendido entre las faldas del Ávila y una calle paralela a la montaña, ubicada a tres o cuatro cuadras de la Plaza Mayor o Plaza Bolívar, y entre dos riachuelos, el Caroata y el Catuche, hoy convertidos en simples y muy sucias quebradas que llevan agua sucia al ¿río? Guaire, El quinto de ellos, quinto en orden de nacimiento, pero a la par de los otros cuatro en méritos y ejecutorias, nació en el Oriente del país, en Cumaná, la primera ciudad fundada por los españoles en el continente americano, y que por más de dos siglos y medio fue la cabeza de una provincia distinta a la de Venezuela o Caracas. Lo cual tendría singular importancia en el proceso de Independencia de Venezuela, pues Cumaná, la provincia, no formó parte de Venezuela sino a partir de 1777. Hasta entonces los orientales se consideraban integrantes de otro país, de una nación distinta a la de los centrales, lo cual crearía en mayor o menor grado algunas dificultades en el proceso independentista. A muchos orientales, especialmente de las clases dominantes, no les era fácil integrarse a Venezuela, tal como a Venezuela no le fue ni fácil ni posible integrarse a Nueva Granada para formar Colombia. Por eso, 1777 puede ser una de las fechas del verdadero nacimiento del país. Entonces ya estaban en el territorio, en lo que sería Venezuela, los Sucre, la familia que daría, entre otros frutos notables, al hombre más noble, más altruista, de nuestro continente: Antonio José de Sucre, y a uno de los más grandes poetas del país: José Antonio Ramos Sucre.

La información acerca de la familia Sucre de Venezuela, inicialmente de Cumaná, se consigue en un trabajo detallado que realizó el genealogista Carlos Iturriza Guillén, cuyo interés, como es natural, no se centra en la Historia sino en la alcurnia, lo cual lo hace buscar elementos que para la Historia pueden resultar secundarios, pero para los no historiadores, por el contrario, pueden ser interesantes. Nos dice Iturriza que la familia Sucre de Venezuela, tiene su origen en un personaje de los tiempos de Maríacastaña, llamado Godofredo de Sucre (con una sola c, aunque después el apellido se transformó en Succre, con dos ces). Era ese primer Geoffroi (Godofredo), un caballero del siglo XIV, de origen visigodo, que fue “Consejero, Sumiller y Chambelán del Rey de Francia Felipe de Valois, y esposo de doña Ildegunda, hija del Conde de Armagnac, en quien hubo un hijo del mismo nombre, Vizconde de Toulouse” (Iturriza Guillén, Carlos: “Algunas familias de Cumaná”, Instituto Venezolano de Genealogía, Caracas, 1973, p. 712) , hijo éste que, al parecer, no solo era pariente de los Condes de Armagnac, sino también del Duque Carlos de Orleans, y de varios señorones de su tiempo, como los Monte Santo, los Franselm, los Furio, los Anierbar, los Paumolan, los Monforte y quién sabe cuántos otros apellidos de esos que formaban legiones en las Cruzadas. Después de ese segundo Godofredo Iturriza menciona a Jean de Succre, a quien a su vez siguieron, en ese orden, Claude, Jacques, Antoine de Sucre y Manneville, François de Sucre y de la Loge (que además de tener una sola “c” en el apellido, se casó con una prima hermana, Françoise de Hontoy y Sucre, con lo cual empezó a armar en la vieja Europa un complicado sistema endogámico que fue característico de la familia hasta bien entrado el siglo XX), Antoine de Sucre y Hontoy, Charles de Sucre y Martigny, Charles Adrianne de Sucre y d’Ives, hombre de armas al servicio de Carlos II de España, que fue el primero de la familia en cruzar el vasto océano para fungir de gobernador y capitán general de Cartagena de Indias, pero no se quedó en tierras americanas sino que regresó a Europa. Murió en Madrid. Casado tres veces y viudo dos, solo tuvo descendencia con la primera, la española María Buenaventura Carolina Isabel Garrido Sánchez y Pardo, y entre otros, fueron sus hijos, Bárbara, Ana, Alberto y Carlos Francisco de Sucre y Pardo. Y fue Carlos Francisco el que en definitiva, durante los reinados de Felipe V (1701 a 1746), se estableció en la América española y fundó la rama de los Sucre en Cumaná, es decir, en Venezuela (Iturriza Guillén, Op. Cit., pp. 712-716). Don Carlos Francisco de Sucre y Pardo, nativo de Flandes, fue “Brigadier de los Reales Ejércitos, Comandante de la ciudad de Barcelona, Sargento Mayor de la ciudad de Cádiz en 1706, y que, ascendido a Capitán, sirvió en las guerras de Italia. Poco después fue ascendido por el rey Felipe V al grado de Coronel de Infantería y designado Teniente de Rey en Cartagena de Indias, pero no pudo tomar posesión de su cargo, pues fue hecho prisionero por los ingleses al embarcarse para ocupar su nuevo destino en el año de 1709. En 1711 le permitieron volver a España y en 1713 fue destinado de nuevo a la misma plaza. En 1723 fue enviado a Santiago de Cuba como gobernador y capitán general” (Iturriza Guillén, Op. Cit., p. 716) , y fue entonces cuando se produjo lo que dejaría definitivamente a la familia Sucre en el Nuevo Mundo, a diferencia de otras que a lo largo de tres siglos apenas tuvieron un pariente en Indias: “Por Real Cédula del 22 de diciembre de 1729, don Carlos Francisco de Sucre y Pardo fue designado Gobernador de la Nueva Andalucía, Cumaná y Cumanagotos, cargo éste que entró a desempeñar el 18 de agosto de 1733, fecha en la cual fue recibido por el Ayuntamiento de Cumaná, y que ejerció hasta en 29 de junio de 1740” (Ibídem). En Santiago de Cuba, nació Antonio de Sucre Pardo y Trelles, abuelo del Mariscal, (Iturriza Guillén, Op. Cit., p. 718) a quien Carlos IV nombró Coronel de Infantería. Y fue el segundo Sucre en Venezuela y el primero en casarse con una Urbaneja (Josefa Margarita García de Urbaneja y Sánchez de Torres), con lo cual se iniciaría en Cumaná (y Barcelona) el proceso de matrimonios endogámicos entre los Sucre, los Urbaneja, los Ramírez de Bastos, los Márquez de Valenzuela, los Alcalá y un par de familias más que, mezclándose entre ellos harían algo así como una enredadera genealógica muy difícil de descifrar. Los hijos de Antonio de Sucre Pardo y Trelles y Josefa Margarita García de Urbaneja y Sánchez de Torres, siempre según Iturriza, (Ibíd., pp. 719-732) fueron Luis Beltrán, que fue Administrador de las Rentas del Tabaco de Cumaná; María Teresa, segunda esposa de Mateo Gual y Pueyo (padre y abuelo de Manuel y Pedro Gual; Antonia, que se casó con el viudo de su hermana Magdalena; Antonio Luis, Corregidor de Arenas y San Fernando y una vez encargado de la Gobernación de Cumaná; María Magdalena, esposa de Casimiro de Isaba, el que a su vez, muerta su mujer, se casó con su cuñada María Teresa; Luisa Margarita, casada con Juan José Marcano y Ponce de León; Vicente, nacido en Cumaná el 23 de julio de 1771, se “crió en un cuartel de veteranos” (Grisanti, Ángel, “Vida ejemplar del Gran Mariscal de Ayacucho”, Ediciones del Ministerio de Educación, Dirección de Cultura y Bellas Artes, Caracas, Venezuela, 1952. p 32), y fue activo personaje de la Independencia, además de padre del Mariscal; en mayo de 1811 fue electo Presidente del Poder Ejecutivo Provincial, y en 1812 fue hecho preso por Cervériz, que lo envió a las bóvedas de La Guaira, de donde salió en 1813 a incorporarse a las fuerzas patriotas en su carrera que lo llevaría a ser gobernador de Guayana la vieja, en sustitución de su propio hijo, y que concluyó con su muerte, en julio de 1824 (Grisanti, Ángel, Op. Cit., p 32); Francisco José, casado con Josefa Ramírez de Bastos y Guerra; José Manuel, que fue agredido por el gobernador y capitán general don Pedro Carbonell Pinto Vigo y Larrea (c. 1720-1799), opuesto a las relaciones de su hija Antonia Manuela con el penúltimo de los Sucre y García de Urbaneja, con lo cual causó un pleito entre españoles peninsulares y blancos criollos, (Carbonell, trasladado a Caracas, también tuvo serios pleitos con los blancos criollos, y le tocó enfrentar el alzamiento de los negros y mestizos corianos, encabezados por José Leonardo Chirino, en mayo de 1795, y el de Manuel Gual y José María España, en julio de 1797, en La Guaira); y, finalmente, María del Rosario de Sucre y García de Urbaneja, que, casada con un castellano, se trasladó a Cuba con su marido y cinco hijos y no tuvo nada que ver con la guerra de Independencia.

(Continuará)

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