Hasta que “¡O Tempora, O Mores!… aparecieron esas ideas extrañísimas y esos nombres extranjeros que vinieron a acabar con el equilibrio, con la paz, con los ósculos y con la

por Eduardo Casanova Sucre
Hasta que “¡O Tempora, O Mores!… aparecieron esas ideas extrañísimas y esos nombres extranjeros que vinieron a acabar con el equilibrio, con la paz, con los ósculos y con la