EL DÍA DE CARACAS (I)

¿Y la fecha de fundación de Caracas? Eso sí que no lo sabe nadie, pero no debe ser tan difícil adivinarla. Sabemos que Losada arribó a El Valle (que como vimos fue de la Pascua porque llegaron en Pascua Florida) el tres de abril y que en torno al seis estaban aún en el sitio, y que desde allí envió grupos a explorar y tratar de “pacificar” a los tarmas, que ocupaban lo que hoy es El Junquito. No debe haberse quedado en El Valle coleccionando mariposas. Debe haber buscado un sitio a propósito para establecerse, y el lugar que le gustó fue el que hoy es la Plaza Bolívar, al que llegaron después de avanzar con todas las precauciones imaginables, por la margen izquierda del río El Valle, hasta su confluencia con el Guaire. Allí no quisieron ir a la derecha porque eran las tierras de Chacao, a quien sabían hostil y en cambio buscaron el camino que podía acercarlos al mar, por lo que se aproximaron a donde la montaña del Norte era menos alta, sin ir mucho más allá porque podían toparse de nuevo con Guacaipuro y los teques o los tarmas. Al llegar al Catuche doblaron hacia el Norte, para acercarse a los cerros y tener siempre la posibilidad de agua. A medio camino entre el Guaire y el cerro se detuvieron a acampar, tomaron las precauciones del caso. A la mañana siguiente Losada decidió, luego de la misa que en honor de San Mauricio habían dicho los dos capellanes (Puente y García) que allí se establecería la población que lo tendría por fundador. A mediodía cambió de idea, aunque el sitio de todas maneras se marcó porque allí se había oído la primera misa, y se decidió por otro, unos cien pasos más abajo y hacia el Este, y ése fue el lugar en donde, en definitiva, un año después, fundó Santiago de León de Caracas, que era “de León” seguramente porque fue fundada en realidad el día de San león, que es el 1º de abril, “Santiago” porque Losada se llamaba Diego o por la orden caballeresca a la que pertenecía, y Caracas porque así habían denominado el valle en donde estaban. A partir de ese lugar ordenó que se ubicara la iglesia que sería la catedral, la casa de gobierno, las calles principales, y es hasta posible, que como ya no era un muchacho y sí tenía mucho de voluntarioso, él se fuera a vivir en las afueras, en un rancho que se hizo sobre un barranco que daba al Catuche, porque le daba la gana. Lo del año después se explica porque inicialmente se quedó en el sitio para repoblar el “San Francisco” de Fajardo, pero después decidió fundar una nueva villa. Es algo que explica muy bien Juan Gantaeume Aguayo, que ha estudiado como nadie ese tema. El sitio no fue el más afortunado. Hubiera sido mucho mejor el lugar en donde doblaron a la izquierda, donde se encuentran las aguas del Guaire y el Valle, y de allí un poco al Norte. Cuando el terremoto de San Bernabé (11 de junio de 1641), en vista de la casi total destrucción de la ciudad, el gobernador y capitán general, Rui Fernández de Fuenmayor, propuso que el poblado se mudara a Chacao, pero su enemigo irreconciliable, el obispo Fray Mauro de Tovar, se opuso con toda su fuerza y logró que la Corte impidiera la mudanza. La praxis ha corregido ese error, y hoy, en lo comercial, el verdadero centro de Caracas está por los lados de Sabana Grande o de Chacao. Allí el valle es mucho más amplio y se domina más espacio. Casi cuatro siglos se tardó en corregir el error de Losada, el fundador, y de Diego de Henares, el primer urbanista de Caracas, que demostró ser muy malo en su “metier” como casi todos los urbanistas que han actuado en Caracas.Pero nos estamos olvidando otra vez de la fecha, que es importante. No nos proponemos obligar a nadie a que cambie el “Día de Caracas”. En 1967, cuando se celebraba lo que creía el Cuatricentenario de la fundación de la ciudad, alguien tan arbitrario como yo decidió que se aceptaría la fecha que muchos proponía, que no era otra que el 25 de julio, día de Santiago, y eso está bien. ¿No cambiaron los papas, por un error de un monje o porque les convenía, el día del nacimiento de Cristo? Y el nacimiento de Cristo, aunque se disgusten los incrédulos, es más importante que la fecha en que don Diego de Losada fundó a Caracas, si es que la fundó. No creo que sea nada aventurado asegurar, como dije Gantaeume Aguayo sobre bases muy sólidas, que Caracas se fundó el lunes 1º de abril de 1568, y que entre la pérdida de los documentos y el cambio de calendario juliano al gregoriano lograron que la fundación se convirtiera en un misterio que solamente puede aclararse mediante conjeturas. En 1690 el Ayuntamiento celebró, el 14 de abril, el aniversario de la fundación, pero se equivocó de plano con respecto al año, al afirmar que había sido veinticuatro años antes, lo que ubicaría la fundación en 1666. Para mí que fue un error material del amanuense, a menos que hubieran querido ubicar el hecho en un año que por aquello de los tres seis tendría algo de diabólico. Creo que eso es una demostración más de que Caracas fue fundada el 1º de abril de 1668. Es, y lo declaro, una verdad incontrovertible, aunque no haya sido así. Ha podido serlo, y es más que suficiente. Lo que ocurre en realidad es que no hay prueba documental que determine en qué momento, entre abril y septiembre de aquel año, se efectuó. La única prueba sería el Acta de fundación, que simplemente no existe, o bien porque no se hizo o, como es más probable, porque fue robada por piratas en alguna incursión o en alta mar, que es uno de los elementos que complica todo. La fecha, como día de la Villa, se adoptó simple y llanamente porque es el día de Santiago, como día del santo, y Santiago fue el patrono de la ciudad desde el día de su fundación, sea cual sea o haya sido. Quizá lo más importante de la fundación de la futura capital de Venezuela fue su emplazamiento, el sitio en donde Losada decidió inventarla, que es el mismo en el que lo intentaron otros. Hay todavía en Venezuela lugares parecidos a lo que debe haber sido Caracas en 1567, como el enorme valle paralelo al mar que hay en el Estado Falcón, al Sur de Coro, en la Serranía San Luis, en donde está la población de La Cruz de Taratara, que le quita el aliento a todo el que lo vea, a cualquier hora del día. Y no lejos de allí hay otros sitios de vegetación luminosa que aún le cantan a la vida. Quien se detenga a mirar, sin apuro, esas regiones, entiende, pues, por qué los españoles se empeñaron en asentarse en el valle de Caracas y por qué los indígenas hicieron cuanto les fue posible por no permitirlo. Y entiende por qué, a lo largo de cuatro o cinco siglos, la Historia se ha empeñado en quedarse también en el lugar a pesar de que abajo, en el valle, el humo de la contaminación y el ruido de la mala educación parezcan imponerse: La Historia no es obra de máquinas, sino de seres humanos que ven y que escuchan, y la misma fascinación que en 1567 ejerció el paisaje sobre aquellos conquistadores duros y decididos, secundones educados para ser príncipes y condenados por la realidad a no serlo, salvo si alcanzaban el éxito (y sobrevivían para contarlo) en las Indias; logreros, aventureros y hasta delincuentes, que purgaban, con el viaje a los nuevos territorios conquistados para el rey y para la nación española, los delitos que cometieron en su España natal, la ha seguido ejerciendo sobre las almas sensibles a durante los más de cuatro siglos que han pasado desde que don Diego de Losada, según algunos que ni lo vieron ni lo saben, cumplió con los ritos y ceremonias indispensables para fundar una ciudad y sumar estas tierras a las posesiones del monarca español y sus herederos por varias generaciones.

(Continuará)

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4 comentarios

  1. Muchas gracias por la mención, Eduardo.
    En un librito que me publicaron en 2006, «La Jornada de Caracas, 1567-1568: Cronología e historia crítica», hoy agotado, explico con pruebas la imposibilidad de haber fundado Santiago de León antes del 1 de marzo de 1568.
    Los documentos existen, solo que no se sacan las conclusiones lógicas que de ellos se deducen.
    Por lo demás, Losada vivió en Caracas hasta julio de 1568, en su bohío de capitán poblador, frente a la plaza en Principal noreste, que se vuelve por ello sede del Cabildo y casa del gobernador desde entonces.
    Se elige el sitio donde hoy está la ciudad por una razón muy simple: La Real Cédula de 1563.

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