EL DÍA DE CARACAS (II)

Para algunos historiadores e investigadores, la ceremonia del conquistador, la fundación de la ciudad propiamente dicha, con sus ritos y sus pompas, tuvo que ser en lo que hoy es la Plaza Bolívar y antiguamente fue Plaza Mayor o Plaza de Armas, porque lo usual en esos tiempos era que el sitio del asentamiento se tomara como centro preciso de la población, y la pequeña ciudad se edificó en torno a esa manzana, según puede verse en el croquis de Juan de Pimentel (Primer Plano de Caracas –1578–, en la Relación de don Juan de Pimentel, primer gobernador de la provincia de Caracas, cuyo original se conserva en el Archivo de Indias, en Sevilla, España), que se hizo once años después de la llegada de Losada. La plaza está en el medio exacto; a su derecha (Noreste) se indica que hay una iglesia (donde hoy está la Catedral, que es la esquina de La Torre), al Norte, y hacia la izquierda, en lo que hoy es la esquina de Principal, se dice que está la Casa del Cabildo, que lindaría también por el Norte con la iglesia de San Sebastián, puesta allí por Losada y en la que, según la tradición, se ofició la primera misa caraqueña, lo cual hace pensar a otros que fue allí en donde se fundó Caracas.
Hay cuatro calles de Este a Oeste y cuatro de Norte a Sur. El borde Norte, que sería la quinta calle, termina en la actual esquina de Abanico, y sería por ahí, justamente, ya fuera del plano de Pimentel, en donde habría estado la casa de Diego de Losada, que para otros debe haber sido el lugar de la fundación. Hoy en día ocupa buena parte de esa parcela un edificio nada agraciado, llamado “Don Diego de Lozada” (sic. con Z) y sería el único recuerdo que la ciudad ha dejado de su fundador en el sitio en que vivió, puesto que una placa que estuvo en el ángulo nordeste de la esquina de Maturín, de la cual nos da razón Enrique Bernardo Núñez en “La Ciudad de los Techos Rojos”, desapareció como tantas, demasiadas cosas en la Venezuela petrolera. También en el “Plano de La Ciudad de Santiago de León de Caracas en el año 1810 según apuntaciones del Illmo. Señor Don Mariano Martí y planos de F. de Pons; A.J. Jesurun y otros historiadores é ingenieros; desde 1771 hasta 1843. Caracas, 19 de abril de 1910. Por: E. Mendoza Solar”, que aparece reproducido entre las páginas 176 y 177 de la 4a. Edición de la obra mencionada de Enrique Bernardo Núñez (Núñez, Enrique Bernardo, “La Ciudad de los techos Rojos”, Cuarta Edición, Concejo Municipal de Caracas, Venezuela, 1978. Esos primeros planos de la ciudad aparecen reproducidos en numerosas obras sobre Caracas), está claramente señalado, con el número 26, el sitio que ocupó la casa de Losada y que, en efecto, estaría fuera del perímetro del plano de Pimentel. En el mismo plano, con el número 14, se ubica la Iglesia de San Mauricio y San Sebastián, hoy Santa Capilla, ordenada, según la tradición por don Diego, y con el número 1, la “Iglesia parroquial de Catedral”. Los argumentos que se han esgrimido en defensa de las tres tesis son todos muy válidos. En efecto, tienen razón los que sostienen que la ceremonia debe haberse cumplido en la esquina de La Torre, puesto que allí se ubicó el templo principal de la ciudad y también la Plaza Mayor o Plaza de Armas, conforme a lo que era tradición en aquellos tiempos de fundadores; pero también tienen razón los que sostienen que debe haber sido en lo que hoy es Santa Capilla, puesto que la tradición recoge (y así lo certifica una Placa colocada a la izquierda de la nave Norte de la actual Santa Capilla) que allí se ofició la primera misa caraqueña, que necesariamente tendría que estar ligada a la ceremonia de la fundación; y también andan bien encaminados los que sostienen que debe haber sido más al Norte y al Oriente, en donde estuvo la casa de Diego de Losada, hipótesis que se ve casi confirmada (aun cuando no es precisamente un dato científico) por el mismo plano de E. Mendoza Solar, que ubica la “primera calle de Caracas” exactamente allí, en la esquina de Maturín, hacia el Este y el Norte, desde donde hace un sesgo poco explicable hacia el Noreste. Sin embargo, la prensa, al reseñar las excavaciones y la restauración del edificio construido en 1884 en donde ahora está el Museo Diocesano de Caracas, ha dicho que se ha sacado a la luz la verdadera primera calle de Caracas, que puede haber estado al Sur de la Catedral, en donde un cementerio, el primero que tuvo la aldea cuando empezó a crecer al pie del Cerro de Ávila, parece adosado a los muros externos de la iglesia en un sitio que hoy luce como a caballo en el tiempo. Es más sensato creer que la primera calle estuvo en donde está la catedral, que debe haber sido el lugar en que se hizo, si se hizo, la ceremonial de la fundación. Luis Alberto Sucre en una nota de pie de página de su libro “Gobernadores y Capitanes Generales de Venezuela” (1928) desestima la tesis de Landaeta Rosales, según la cual la casa de Losada pudiera estar en la esquina de Maturín, sobre todo porque “una de las reglas militares de la época, para acampar, era situar las tiendas en el centro del campamento, lejos de los atrincheramientos y fosos, y en este caso debemos tener por tales a las quebradas de Catuche y Caroata” (Sucre, Luis Alberto, Op. Cit., Nota 1, pp. 72-73). No es un argumento demasiado sólido si se toma en cuenta que don Diego de Losada no fue precisamente un auténtico ortodoxo, sino un hombre voluntarioso y hasta arbitrario.
El propio Enrique Bernardo Núñez, uno de los más ilustres Cronistas de Caracas, no aclara lo relativo a la fundación de la ciudad: “En las veinticuatro manzanas del plano de Juan de Pimentel, la esquina de Maturín o el barranco que ahí existía quedaba fuera de poblado. Graves investigadores se han valido de esta circunstancia para negar lo que Arístides Rojas asevera en su ‘Cuadrilátero Histórico’ –la ciudadela de doce manzanas comprendidas entre la plaza de Altagracia y la esquina de Maturín y las de Traposos y la Bolsa–, que la casa del fundador de Caracas, Diego de Losada, estuvo en la esquina de Maturín, morada del capitán Pedro Ruiz de Arguinzones en 1677. Basan su negativa en el hecho de que el centro de la ciudad era o es la Plaza Mayor, hoy Bolívar, y el campamento, conforme a las reglas militares, debía hallarse en el centro. Mal podía el jefe del ejército –dicen– vivir fuera del poblado. Sin tomar parte en uno u otro bando, es de advertir que el centro de la ciudad en aquel tiempo, el campamento de los conquistadores, bien podría estar en la plaza o en cualquier otro sitio. La razón de que Losada eligió aquel ba­rranco por estar cerca del agua –lo cual consideran sin importancia– parece decisiva. Una de las costumbres militares de estas Indias era la de establecer el campamento cerca del agua, por el temor de que los indios la emponzoñaran, como aconteció a Francisco Fajardo en su primer establecimiento de la costa. Puede comprobarse en el mismo relato de Oviedo. Al pasar la loma de Terepaima o de las Cocuizas, en su avance sobre el valle de San Francisco, Losada acampa en una loma, ‘logrando la conveniencia de una aguada que se descubría en la ceja de un montecillo’, etc. (…) Asimismo consideran insignificante la razón –dada por Manuel Landaeta Rosales– de que la esquina de ‘Maturín’ era excelente posición estratégica. Estaba allí al abrigo de las barrancas de Catuche y podía dominar hacia oriente el camino que conduce a Galipán y a la Costa, y al oeste, el de Catia y sus colinas, por donde asaltaban los teques, tarmas y toromaynas. Otros dicen que la casa del conquistador estuvo en la esquina de Santa Capilla o de ‘San Sebastián’, frente a la ermita que mandó erigir, como se sabe, por el voto hecho en Nirgua ‘al invicto mártir de ese nombre, acogido como abogado contra las flechas de los indios’. Esto sin contar que la fundación de Losada empezó, según la descripción del mismo Pimentel, en las cercanías del Catuche o Catuchaquao. Sea lo que fuere, Losada no se estuvo quieto durante los dos años escasos que permaneció en Caracas”. (Núñez, Enrique Bernardo, Op. Cit., pp. 27-28)
“Sin tomar parte en uno u otro bando”, tiendo a creer que, puesto que nunca podremos saber la fecha exacta, no tiene sentido discutir en qué lugar exacto fue la ceremonia de fundación de la ciudad, si es que la hubo.

(Continuará)

EL DÍA DE CARACAS (I)

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Un comentario

  1. Reitero: Toda especulación de hacer a Losada habitando fuera del poblado que acababa de fundar y que por su propio cargo de Capitán Poblador estaba obligado a defender es utópica.
    El bohío del capitán poblador, único con paredes firmes de bahareque levantado antes del trazado del poblado, es y se convierte inmediatamente después de creado el Cabildo (que se hace esto el mismo día en que se funda el poblado) en SEDE DEL CABILDO y CUARTEL GENERAL de Losada como Teniente General en representación del gobernador, ergo, DEL REY.
    O sea, ese bohío es y son (y serán en adelante) las así llamadas CASAS REALES…
    Por lo demás, no había necesidad de subir hasta la esquina de Maturín para otear el horizonte en busca de huestes enemigas, con montar un centinela en El Calvario y otro en Anauco y otro en La Pastora bastaba, que al tiró de alarma de un arcabuz no le gana en velocidad indio al galope atacando…

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