Como en todo el gran proceso de metamorfosis de la civilización occidental que acarrearon las revoluciones norteamericana y francesa, la masonería, aunque solo estuviera presente en una capa muy reducida de la sociedad venezolana tuvo muchísima influencia en el desarrollo que llevó a la separación de Venezuela y la América humana de España. Muchos son los casos de miembros de sociedades secretas que participaron activamente en todo lo que ocurrió entre 1808 y 1821 en Venezuela, y en más de uno, alguien se salvó de ser fusilado o consiguió ser liberado de una prisión mediante algún gesto secreto que su contraparte en el otro bando captó a tiempo. En el caso de Venezuela, es muy poco lo que en verdad se sabe de la masonería, aunque se le atribuye especial importancia en el proceso que llevó a la Independencia. Se afirma que Francisco de Miranda se afilió a la masonería en Filadelfia en 1783, o en París catorce años después, pero es algo que no se ha podido probar. Lo mismo ocurre con Bolívar, de quien se dice que perteneció a una logia llamada San Alejandro de Escocia, en París, en 1805. Hacia el final de su vida más bien combatió la masonería en Colombia, por lo que hay quienes suponen que no es cierto que haya sido masón. En cualquier caso, se sabe que existieron varias sociedades políticas en la antigua América española que, si no eran parte de la masonería propiamente dicha, copiaron muchos de sus ritos y costumbres y tuvieron actuación destacada e importante en el proceso de emancipación de nuestros países. Lo que sí está demostrado es que la masonería llegó a nuestra tierra antes de que Simón Bolívar y sus seguidores se empeñaran en conseguir la Independencia, y que en ese proceso hubo una notable participación de hombres ligados a la francmasonería, pero no del lado de los que hoy llamamos patriotas, sino en ambos bandos por igual. Andrés Bello y Luis López Méndez, los que con Simón Bolívar conformaron la misión enviada a Londres cuando se inició el proceso de Independencia venezolano, participaron en una asociación secreta relacionada con la masonería en Londres. Y es posible que en el bando realista la influencia de la francmasonería haya sido importante. Morillo fue denunciado como masón ante la Inquisición, en Caracas, y se ha dicho que esa habría sido la razón por la que finalmente se entendió con Simón Bolívar.
Pero la verdadera importancia de la masonería en Venezuela fue posterior a la Independencia, y se hizo notar en los tiempos en los que se empezó a deificar a Bolívar, en los días de Guzmán Blanco. El templo masónico de Caracas, inaugurado el 27 de abril de 1876 por el “Ilustre Americano, Regenerador de Venezuela, Gran Protector de la Institución Masónica en Venezuela” y varios etcéteras, general y doctor Antonio Guzmán Blanco, ocupa el lugar en donde estuvo la casa de don Marcos José Ribas y Betancourt, padre de Antonio José, Francisco José, José Félix, Juan Nepomuceno y Marcos Ribas, personajes importantísimos en el proceso independentista. La casa de los Ribas, en la acera norte de Jesuitas a Maturín, cayó con el terremoto de 1812 y nunca fue reconstruida. Antes, el centro más importante de la masonería, si no el único, de Caracas, estuvo ubicado en una casa que fue de Manuel Felipe Tovar, mantuano por los cuatro costados, último conde de Tovar, en la esquina de Traposos, a pocos metros del lugar de nacimiento de Simón Bolívar. Durante los siglos XVIII y XIX la masonería tuvo especial influencia en la vida política de nuestra América. Estuvo ligada fuertemente a las ideas liberales e independentistas, al extremo de que muchos españoles radicados en nuestro continente fueron partidarios de la separación de España simplemente porque eran masones. Pero la influencia de la masonería en la Europa del siglo XVIII no se limitaba a los revolucionarios y a los artistas como Mozart: El rey Carlos II de Suecia, que recibió con mucho interés a Francisco de Miranda en 1787, era masón. Aun cuando no es fácil probarlo, es muy posible que haya venido a nuestras costas con aquellos prisioneros enviados por las autoridades españolas a La Guaira luego del fracaso de la Conspiración de San Blas (Juan Bautista Picornell, Manuel Cortés Campomanes, Sebastián Andrés y José Lax). Pero hay quien afirma que un año antes (1796), Manuel Gual y Simón Rodríguez ya habían organizado una logia en La Guaira (La Sociedad Secreta, autorizada por la Gran Logia de Londres y con relaciones con la masonería norteamericana). Sin embargo, fueron muchos los casos en los que se confundieron las “sociedades patrióticas” con logias. El arzobispo Narciso Coll y Prat da noticias de que en 1804 funcionaba un centro de la masonería en Puerto Cabello, y también se ha hablado de otro en Margarita, que estaría activo en 1808 el año de la llamada Conspiración de los Mantuanos.
(Continuará)

Leyendo su artículo, debo corregirle con todo respeto varias imprecisiones que refiere en él. La primera de ellas, me permito referirla en mi obra, FRANCISCO DE MIRANDA, ¿HEROE DE LA INDEPENDENCIA ‘Y MASÓN? http://www.masonica.es en la que la Gran Logia de Filadelfia, ante una consulta formal acerca del caso de Francisco de Miranda, afirmó categóricamente que no existe ningún registro de pertenencia, iniciación o afiliación de Miranda en alguna de las logias jurisdiccionadas a ella, y aunque no se ha encontrado el documento que certifique la pertenencia de Francisco de Miranda a la masonería, hay serios indicios de que haya sido así. Sin embargo, le invito a leer la obra referida en que encontrará serios ELEMENTOS VINCULANTES entre Miranda y la Masonería
La segunda se refiere a que existe el documento que certifica que Bolívar recibió el Grado de Compañero Masón en esa logia de París, por lo que no es una especulación. Sin embargo, su vida masónica es prácticamente nula. La tercera es que Bolívar no persiguió a las logias, sino que prohibió todas las asociaciones o sociedades secretas desde Colombia cuando fue víctima de un atentado siendo Presidente, un intento de magnicidio, que tuvo planificado en las sociedades secretas bogotanas, y dentro de ellas habían masones reconocidos, y en las investigaciones dirigidas por el general Rafael Urdaneta, los autores intelectuales y materiales apresados confesaron que el vicepresidente Santander (masón activo) al menos, estaba enterado de los planes de magnicidio, por lo que el Libertador, con toda justicia, prohibió cualquier tipo de sociedades secretas, fuese cual fuese su naturaleza, razón o propósito. Nunca se refirió en su decreto a las logias masónicas en sí.
Espero haber contribuido a la divulgación de tan importante información en su digno portal. Saludos cordiales